Diferencias entre preppers y alarmistas

diferencias entre prepper y alarmista

En los últimos años conceptos como preppers y alarmistas han ganado una gran popularidad. Incluso otros como bushcraft o survival están cada vez sonando más fuerte. Y es que, tras los últimos acontecimientos como apagones, enfermedades contagiosas, catástrofes naturales y otros han hecho que las personas se preocupen cada vez más por su supervivencia y la de los suyos.

Pero uno de los errores más habituales es vincular la figura del prepper con el de una persona paranoica o extrema. Pero nada es como se cree y el preparador para la supervivencia no tiene nada que ver con una persona alarmista.

En este artículo trataremos la figura del prepper, su diferencia con el alarmista y el bushcraft, y en qué contextos actúa.

¿Qué es un prepper o preparacionista?

El término prepper procede del inglés “to prepare” (preparar). Por lo tanto, podemos definir al prepper como la persona que se anticipa a situaciones crisis que se pueden dar en cualquier momento. No trata la situación con pánico, sino con una visión de anticipación, planificación y autosuficiencia.

Los preppers no están esperando el fin del mundo, tampoco viven en la paranoia ni buscan un apocalipsis. Solo son personas prácticas, que han comprendido que el sistema actual no nos previene de peligros tangibles (crisis económicas, enfermedades, catástrofes naturales, apagones) ni de sus consecuencias como cortes de electricidad, falta de agua, alimentos y transporte.

Un prepper se prepara para ser autosuficiente durante un tiempo, ya sea en el hogar o en el exterior. Aprende a almacenar recursos vitales, primeros auxilios, domina habilidades básicas de supervivencia (cocinar, reparar, construir, curar) y cuenta con un plan de actuación en entornos desestabilizados.

¿Y el bushcraft? ¿Es lo mismo?

No exactamente son similares. El bushcraft es la unión de habilidades básicas para sobrevivir y desenvolverse en la naturaleza y sin que intervenga la tecnología moderna. Se centra en técnicas como construir refugios, hacer fuego, recolectar agua o cazar utilizando métodos primitivos. En otras palabras, autosuficiencia natural.

Mientras que el prepper incluye técnicas de bushcraft, no todos los bushcrafters son prepper. El bushcraft está más vinculado con el reencuentro con la naturaleza, la autosuficiencia ancestral e, incluso, el ocio activo. Un especialista en bushcraft disfruta de hacer actividades sin herramientas, aunque no cuenta con tecnologías como radio o linternas, así como kits de emergencias.

El prepper tiene en cuenta todo esto para adaptarse tanto a un entorno rural como urbano. Aprenderá desde hacer un fuego, actuar ante incendios, purificar agua en su casa o evacuar a la familia en caso de guerra.

¿Quiénes son los alarmistas?

Aquí es donde entra en juego el malentendido. El alarmista no es un perfil preparado, sino una persona reaccionaria e irracional. Mientras que el prepper analiza y se forma, el alarmista se deja llevar por el miedo. Este tipo de perfiles suelen:

  • Tomar decisiones impulsivas y sin planificación real.
  • Consumir de forma compulsiva noticias negativas o conspirativas.
  • Propagar el miedo en su entorno sin ofrecer unas soluciones prácticas.
  • Acumular productos sin una lógica (comida no nutritiva, papel higiénico, productos de escasa calidad).
  • No tener habilidades reales para la supervivencia y tiene la sensación de estar “más despierto” que otras personas a su alrededor.

En definitiva, el alarmista no es más que el reflejo distorsionado del prepper. Donde el prepper busca orden y preparación, el alarmista encuentra pánico y caos.

¿Por qué se confunde al prepper con el alarmista?

Gran parte de la imagen del prepper se ha distorsionado por culpa de medios como documentales sensacionalistas, películas y titulares clickbait. Frases como “apocalipsis prepper”, “prepárate para el fin del mundo”, “refugios nucleares” y otros similares han hecho que muchas personas vinculen a los preparacionistas con lo excéntrico, extremo o paranoico.

La preparación no tiene que estar realmente vinculada con el aislamiento ni tampoco con la conspiratoria, solo supone estar preparado en un sistema vulnerable. Estar preparados nos ayuda a reducir la dependencia, caer en el terror y la ansiedad ante lo inesperado.

Los preppers no creen que el mundo se termine mañana, aunque saben que confort actual puede romperse en cualquier momento. Después de todo, el ser humano no puede controlarlo todo y menos catástrofes naturales como inundaciones, tsunamis, volcanes o terremotos, por ejemplo. Los preparacionistas prefieren tener las herramientas, conocimientos y recursos necesarios para afrontarlo con calma.

¿Qué elementos contempla un prepper?

Ser prepper no supone acumular recursos sin sentido, sino construir una base sólida de autonomía para enfrentar cualquier tipo de escenario imprevisto (cortes de suministro, emergencias sanitarias, crisis económicas o desastres naturales). Esta preparación no tiene como base el miedo, sino el conocimiento y la responsabilidad.

Eso sí, cada persona adapta su equipo en función del contexto, los riesgos de su entorno y recursos disponibles. Aunque hay elementos comunes que todo prepper debería tener en cuenta. A continuación, los vamos a desgranar, divididos en dos grandes bloques: preparación en el hogar y lo esencial para evacuar con rapidez.

Preparación en casa: tu base segura

El hogar es el primer lugar seguro en caso de emergencia. Si puedes mantenerte en casa en una crisis, tendrás acceso a recursos, protección y estabilidad emocional, más que en cualquier otro lugar. Para conseguirlo, lo ideal es garantizar la autosuficiencia durante, al menos, 2 o 3 semanas, aunque lo ideal es conseguir reunir hasta 1 o 2 meses.

Alimentos no perecederos

La alimentación es vital. Un prepper tiene una despensa con alimentos duraderos, nutritivos y fácil de preparar. No es solo comprar por impuso, sino de tener una reserva lógica, con rotación y un uso cotidiano. Algunos alimentos recomendables son:

  • Pastas, arroz, legumbres.
  • Conservas caseras, comerciales de pescado, marisco, verduras y frutas.
  • Frutos secos, cereales y barritas energéticas.
  • Miel, azúcar y especias.
  • Harina, galletas y pan duro, cacao o café.

También conviene incluir un libro de recetas sencillas para cocinar con pocos ingredientes y sin electricidad.

Agua almacenada y sistemas de potabilización

El agua es más crítica que la comida. ES recomendable almacenar, al menos, 3 litros por persona y día y suficiente para beber una semana mínimo. Se pueden utilizar bidones, botellas rotativas o depósitos adaptados al espacio disponible.

Además, también es conveniente tener un sistema de potabilización de agua como son filtros lifestraw, pastillas potabilizadoras, cloro doméstico e, incluso, conocimientos en métodos caseros como hervir el agua o el uso de arena y carbón.

Energía alternativa

Si la red eléctrica falla, es esencial tener una fuente de energía autónoma. Los elementos más usados son:

  • Linternas solares o de dínamo.
  • Baterías externas o powerbank.
  • Radios solares o de dínamo.
  • Generadores manuales o de combustible.
  • Velas de emergencia o lámparas de aceite.
  • Pilas de varios tamaños (AAA, AA, botón) y preferiblemente recargables.

Botiquín de primeros auxilios

El botiquín también es vital y es importante que esté bien etiquetado, revisado de forma periódica y, a ser posible, acompañado de un manual básico de primeros auxilios.

Debe incluir:

  • Gasas, vendas, tiritas, esparadrapo, tijeras.
  • Antisépticos, (clorhexidina, yodo, alcohol).
  • Analgésicos, antidiarreicos, antihistamínicos, antiinflamatorios.
  • Pinzas, termómetro, guantes desechables, bastoncillos.
  • Medicación personal (diabetes, del corazón) y recambios si se necesitan recambios específicos.

Documentación protegida

Ante una situación crítica, no tener a mano los documentos puede complicar mucho la situación. El prepper guarda:

  • DNI, pasaportes, tarjetas sanitarias (copias).
  • Escrituras, pólizas de seguros, testamentos.
  • Licencias, titulaciones académicas y profesionales y otros certificados.
  • Contactos impresos de familiares o servicios básicos.

Todos los documentos han de estar protegidos dentro de fundas impermeables, en formato físico y digital (USB). También se puede crear una copia de seguridad para tener en casa de familiares o en un kit de evacuación.

Herramientas básicas

Para ser autosuficiente es bueno contar con herramientas que nos permitan realizar pequeñas reparaciones, cortar material o improvisar soluciones. Entre ellas:

  • Kit de herramientas básico.
  • Cuchillo de supervivencia o navaja multisusos.
  • Hacha pequeña o una sierra plegable.
  • Cuerda, alambre, bridas y cinta americana.
  • Kit de costura, pegamento fuerte, tornillos.

Una caja de herramientas multifunción bien organizada permite resolver desde una rotura de tubería hasta una reparación improvisada de mobiliario o equipo.

Mochila de 72 horas: evacuar con criterio

Si la situación es insostenible en el hogar (incendio, inundación, violencia o fallo en su estructura), es necesario abandonarlo. Para estar preparado, es mejor preparar una mochila de emergencia de 72 horas, que están diseñadas para cubrir las necesidades básicas por 3 días.

Esta mochila ha de estar visible y lista en el hogar, sobre todo cerca de la puerta y ser fácil de transportar por cualquier de los miembros de la familia. A continuación, te detallamos sus componentes básicos.

  • Agua y potabilizador portátil. La prioridad es el agua, por lo que la mochila ha de incluir botellas individuales, pastillas potabilizadoras o filtros portátiles, así como bolsas herméticas para recoger agua del entorno.
  • Alimentos ligeros y calóricos. Es mejor escoger productos energéticos, duraderos y sencillos de consumir, como barritas proteicas, frutos secos, chocolate negro, sobres de sopa instantánea, alimentos liofilizados o deshidratado, así como comidas enlatadas que no quieren calor.
  • Manta térmica, ropa y abrigo. Una manta térmica de aluminio es importante, gracias a su poco peso y su gran eficiencia. También puedes portar una muda completa (camisa, ropa interior, calcetines), prendas impermeables, guantes, gorros, etc.
  • Encendedor y pedernal. Lleva, al menos, 2 métodos para encender fuego. Puedes elegir entre mecheros, cerillas, pedernal o ferrocerio, etc. Acompáñalos de una bolsa de yesca seca (algodón, pelusas, cortezas, hojas, etc.).
  • Kit de higiene y medicamentos. La higiene ayuda a prevenir infecciones, por ello has de incluir elementos como toallitas húmedas, papel higiénico, jabón sólido, cepillo de dientes, un pequeño botiquín y la medicación personal para 72 horas.
  • Documentación y dinero. Las copias de la documentación han de estar plastificadas o bien guardadas en fundas de plástico, añade contactos de teléfono y una pequeña cantidad de dinero en efectivo.
  • Radio de emergencia. Una radio pequeña de alta frecuencia te puede ayudar a recibir notificaciones oficiales, informarte sobre la situación del entorno y saber dónde acudir.

¿En qué situaciones actúa un prepper?

La preparación no es algo universal. Un prepper que vive en una zona desértica no tiene los mismos desafíos que uno que habita en una región montañosa o un entorno urbano. Lo que sí tienen en común es la capacidad para anticiparse, planificar y actuar con eficacia cuando el entorno deja de ser un lugar seguro o funcional.

1. Cortes de luz prolongados

Un apagón no parece, a simple vista, una gran catástrofe. Pero cuando dura ya varias horas, sus consecuencias se multiplican: se corta la calefacción en invierno, se pierden alimentos refrigerados, no se pueden cargar dispositivos, el agua deja de salir en hogares con sistemas eléctricos y las comunicaciones se pueden interrumpir.

El prepper cuenta con una linterna con batería recargable o solares, sistemas para calentar el agua o la comida, mantas térmicas, radios de emergencia, etc. Además, tiene parte de su comida guardada fuera del frigorífico y tiene alternativas para potabilizar el agua. Todo preparado para sobrevivir sin electricidad.

2. Catástrofes naturales

Terremotos, tormentas, inundaciones, erupciones volcánicas, incendios forestales… la lista de desastres naturales es larga, y sus consecuencias, imprevisibles. Estas situaciones suelen combinar destrucción física, desconexión de los servicios básicos y caos organizativo.

Un prepper no puede evitar que la tierra tiemble o que un huracán atraviese su ciudad, pero sí puede prepararse para evacuar rápidamente o resistir los primeros días tras el impacto. Para ello, cuenta con una mochila de 72 horas lista para salir en cualquier momento, una ruta de evacuación planeada, puntos de encuentro predefinidos con familiares o allegados, y conocimientos sobre cómo actuar en entornos colapsados.

Además, un prepper que vive en zona de incendios sabrá cómo mantener el terreno despejado, tener documentos preparados en fundas impermeables y contar con máscaras o pañuelos filtrantes para protegerse del humo. En zonas sísmicas, aprenderá a identificar puntos seguros en el hogar y cómo actuar tras un gran temblor.

3. Crisis sociales: saqueos, violencia y colapso del sistema

Cuando la estructura social se tambalea (ya sea por crisis política, económica o sanitaria) los recursos se vuelven escasos y la seguridad puede desaparecer en cuestión de momentos. El colapso de los cuerpos de seguridad, el cierre de supermercados o la saturación de los hospitales son señales de que la situación ha dejado de ser “normal”.

Los saqueos, las peleas, los cortes de calles, el vandalismo o la desinformación masiva son seña de estas situaciones.

Aquí es donde el prepper destaca: no depende de tener que salir corriendo a comprar alimentos o agua, porque ya los tiene en casa. No necesita exponerse, porque ha pensado con antelación en su seguridad. Además, ha reforzado su entorno y puesto bajo protección a su familia. En definitiva, busca mantener la calma, evitar el conflicto y garantizar la seguridad.

4. Crisis sanitarias o pandemias

A raíz de la pandemia del COVID-19, comprendimos que los sistemas sanitarios pueden colapsar, las cadenas de suministro se interrumpen y el miedo puede propagarse más rápido que la enfermedad.

Un prepper, ante este tipo de situación, evita exponerse innecesariamente, reduce la dependencia de terceros y conoce protocolos de desinfección o aislamiento. Además, suele tener almacenado no solo comida y agua, sino también material médico básico: mascarillas, guantes, termómetros, medicamentos, gel desinfectante y remedios naturales.

También sabe cómo cuidar a un enfermo en casa sin saturar el sistema, y cómo mantenerse saludable cuando no hay acceso inmediato a atención médica. En zonas remotas o bajo crisis, esto puede marcar la diferencia entre el susto y la tragedia.

5. Guerras o conflictos armados

Aunque parezcan escenarios extremos, los conflictos armados han afectado a regiones enteras del planeta en las últimas décadas. Y cuando estallan, la vida cotidiana se interrumpe de inmediato: escasez de gasolina, bloqueo de carreteras, cortes de comunicación, racionamientos y, en el peor de los casos, ataques directos a zonas urbanas.

Un prepper ante esta situación no improvisa. Tiene identificadas rutas de salida alternativas, ha preparado mapas físicos (no depende del GPS), mantiene combustible almacenado, e incluso tiene una red de contactos confiables fuera de las zonas de riesgo.

También comprende cuándo quedarse y cuándo evacuar, algo que muchas personas no logran evaluar a tiempo por miedo, desinformación o falta de criterio. Incluso en escenarios menos bélicos, su actitud prudente y previsora le da ventaja.

Conclusión en diferencia entre preppers y alarmistas

Concluyendo, la diferencia entre un prepper y un alarmista no está en lo aparente, sino en cómo piensan y actúan. Mientras que el prepper se basa en la práctica y el conocimiento, el alarmista se deja arrastrar por el pánico y la incertidumbre. Ser prepper no supone vivir con miedo, sino con conciencia.

En una situación cada vez más inestable (guerras, cambio climático, tensión económica y política), se hace un obligado aprender habilidades prácticas, cuidar de los recursos y formar una mente clara y estable, lejos del caos. No es necesario construir un búnker ni tampoco creer en teorías catastrofistas, pero sí prepararse con cierta lógica y serenidad.

Porque la mejor forma de actuar ante el futuro y lo imprevisible, es estar preparado.

Preguntas frecuentes

¿En qué se diferencian un prepper y un alarmista?

La diferencia clave está en el enfoque. El prepper es una persona que actúa con planificacion, calma y conocimiento. Mientras que, el alarmista, reacciona de forma impulsiva y con ansiedad a noticias o rumores y sin contar con una preparación efectiva.

¿Pepararse para emergencias me convierte en alarmista?

No. Prepararse de forma racional, informada y progresiva te convierte en una persona previsora. El problema del alarmismo es cuando se cae en el pánico, la desinformación o el extremismo, afectando negativamente la vida diaria o las decisiones lógicas.

¿Cuáles son los errores más comunes de los alarmistas?

Algunos de los errores más comunes de los alarmistas son: acumular alimentos sin criterio, difundir teorías de la conspiración sin una base, priorizar lo emocional sobre lo práctico, aislarse socialmente o tomar decisiones absurdas.

¿Los preppers son antisistema?

No. Aunque algunos pueden cuestionar la dependencia del sistema, la mayoría simplemente busca estar mejor preparados sin rechazar completamente la sociedad. Hay perfiles muy diversos dentro del movimiento.


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