Cómo mantener la calma en situaciones de pánico colectivo

Es esencial intentar mantener la calma ante un pánico colectivo
Es esencial intentar mantener la calma ante un pánico colectivo

Tabla de contenidos

Es esencial saber mantener la calma. Y es que la incertidumbre de no saber qué pasará en los próximos días tras un desastre natural puede generar estrés, ansiedad, miedo y hasta un pánico paralizante que nos bloquea. Los acontecimientos inesperados tienen el gran potencial de subvertir una escena de plan idílico y, si no sabemos como gestionarlos, puede crear situaciones desagradables (para nosotros y para el entorno).

Por ello, en este artículo en Supervivencia Lista te mostramos una guía para ayudarte a mantener la calma ante situaciones de miedo y pánico colecto. Aquí aprenderás a qué situaciones generan pánico, cómo gestionarlo en el momento en que se produce la situación fuera de control y qué debes hacer después.

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¿Qué situaciones pueden generar un pánico colectivo?

El pánico colectivo es una respuesta emocional que representa intensidad, desorganización y puede ser contagiosa. Es decir, puede afectar a un grupo de personas en una situación que se ve como amenaza inminente. Esta reacción puede aparecer de manera espontánea y propagarse de forma inmediata, lo que provoca caos, bloqueo mental, decisiones impulsivas y, en casos extremos, conductas peligrosas.

Comprender los escenarios donde puede aparecer es esencial para evitar sus efectos y lograr mantener la calma. Si quieres saber más, puedes visitar este enlace correspondiente a un estudio de la Universidad de Deusto y la Universidad del País Vasco.

Desastres naturales

Los terremotos, tsunamis, huracanes, erupciones volcánicas o inundaciones súbitas son algunos de los eventos naturales que pueden provocar pánico colectivo. La imprevisibilidad de estos fenómenos, sumada a la destrucción visible y al miedo por la vida propia o la de los seres queridos, genera un estado de alarma inmediata. La ausencia de información clara o de planes de evacuación contribuye al descontrol generalizado.

Incendios en espacios cerrados

Los incendios en centros comerciales, transportes públicos, estadios o lugares de ocio son una de las causas más frecuentes de estampidas humanas. El humo, el calor y la pérdida de visibilidad provocan miedo extremo, especialmente si no hay una ruta de escape clara o si las salidas están bloqueadas. En estos casos, el miedo al encierro y a la asfixia lleva a comportamientos impulsivos y peligrosos.

Cortes prolongados de servicios esenciales

Apagones masivos, cortes de agua potable, fallos de comunicación o escasez de combustible también pueden generar ansiedad colectiva, especialmente si se prolongan y no hay explicaciones oficiales. La incertidumbre, el miedo al desabastecimiento y la sensación de abandono provocan compras compulsivas, colas interminables y enfrentamientos en tiendas o gasolineras.

Aquí te mostramos una guía práctica para potabilizar el agua.

Rumores y noticias alarmantes

En tiempos de crisis, la desinformación y los rumores se propagan tan rápido como el miedo. Una falsa alarma de ataque, un bulo sobre un alimento contaminado o un mensaje viral mal interpretado pueden desatar histeria colectiva, incluso sin que exista una amenaza real. Esto se agrava con el uso de redes sociales o mensajería instantánea sin verificación de fuentes.

Terrorismo y violencia armada

Los atentados o tiroteos en lugares públicos generan un pánico inmediato y descontrolado. Las personas buscan escapar por cualquier vía posible, lo que puede derivar en avalanchas, empujones o accidentes. En muchos casos, incluso el sonido de una explosión, disparo o estampido puede bastar para desencadenar la reacción, aunque no haya un peligro real cercano.

Colapsos estructurales o accidentes masivos

El derrumbe de un puente, el fallo en un estadio o un accidente múltiple en transporte público puede crear pánico si las personas sienten que están atrapadas o en peligro inminente. La falta de salidas visibles o de personal de seguridad entrenado puede intensificar la situación.

pánico colectivo en teatro
No mantener la calma puede llevar a taponar salidas y vías de evacuación

La conducta individual ante una situación de emergencia

En una catástrofe, sea cual sea, las reacciones de los presentes no suelen ser la apropiada y eso puede provocar incluso pérdidas humanas. En general, las reacciones más habituales en personas son:

  • 10-15% de las personas se mantienen unidas y en calma, estudiando un plan de acción y las distintas posibilidades de salir de la situación.
  • 75% presenta una conducta desordenada.
  • 10-15% muestra reacciones como bloqueo, ansiedad, confusión, miedo, gritos y pánico.

Factores psicofisiológicos

No podemos entender el pánico sin conocer cuáles son los principales factores psicofisiológicos que afectan a las personas partícipes de la situación caótica. Estos factores son individuales, aunque pueden contagiarse a un grupo mayor de afectados.

Personalidad

En general, podemos señalar tres rasgos de personalidad que pueden aparecer en una situación de emergencia y que afectan de forma negativa a los participantes:

  • Depresiva. La persona está sometida a una conducta pesimista y desmoralizante que afecta tanto a sí misma como a otras personas. Esta nocividad provoca el riesgo de sufrir condutas suicidas (tanto explícitas como implícitas) como la única vía de escape y pudiendo contagiar a otros.
  • Histérica. Se produce una conducta exagerada, escandalosa, primitiva e infantil. Los afectados tienen facilidad de contagiar a otros en el histerismo.
  • Obsesiva. Estas personas son de ideas fijas y rígidas. En situaciones críticas varía según tenga la idea de salvación o de destrucción. Y, aunque puede ser útiles para organizar evacuaciones o tomar riesgos para organizar, pueden arriesgar en exceso su vida al acceder de nuevo al lugar del siniestro.

Sexo

En diversos estudios se ha demostrado que hay comportamientos diferenciadores entre los hombres y las mujeres. Estas últimas tienden a sufrir comportamientos histriónicos, mientras que los hombres presentan conductas más impulsivas.

Los hombres son más de entrar en acción ante un desastre natural y las mujeres realizan mejor la función de evacuación y tareas de alarma.

Edad

En función de la edad, las reacciones pueden variar de forma sustancial. En el caso de jóvenes, es más probable que tengan conductas más desordenadas, desinhibidas o arriesgadas. Pueden pasar del desconcierto al miedo en un momento y con reacciones vinculadas al pánico.

Sin embargo, en personas adultas, aparece un mayor autocontrol y más cooperación. Por último, en el caso de personas con edad avanzada, sus reacciones son más lentas y se genera más inseguridad por su falta de ligereza en movilidad y rapidez mental.

Condiciones físicas

En personas que cuentan con una buena condición física se ha comprobado que, habitualmente, en situaciones de emergencia asumen más riesgos ya que cuentan con una mayor confianza en sí mismos. Esto vale tanto para hombres como para mujeres.

Aislamiento y apoyo emocional

Algunas investigaciones han comprobado que las personas casadas o con pareja, ante una emergencia, tenían una actitud más serena, controlada y cooperativa que aquellos que actuaban en solitario.

Esto demuestra que el apoyo de un ser querido o conocido hace que aparezcan con más probabilidad conductas más calmadas ante la situación. Es decir, la soledad puede provocar una situación de inseguridad e incertidumbre que conlleva a conductas descontroladas.

Tolerancia a la frustración

La frustración es un sentimiento que aparece cuando en una determinada acción o conducta interviene un instigador externo que impide que la persona logre su objetivo. De este modo, la frustración puede llevar a conductas agresivas.

Esto hace que sea importante para los individuos, en los primeros momentos de la emergencia, tener la percepción de que hay salida y que hay alguien que lo puede ayudar. Si no es así, puede aparecer la sensación de indefensión con conductas paralizantes, autoagresivas o ataques a otras personas en un intento de alcanzar la solución.

Territorialidad

El ser humano no deja de ser animal y, como estos, necesita un espacio vital que pueda identificar con su territorio. Esto puede variar en función de las características del entorno, las circunstancias sociales y la situación que se está viviendo.

Según estudios, esto puede comenzar desde los 50cm que nos distancia de otra persona (espacio vital) hasta un entorno más o menos amplio.

En caso de desastre y emergencia, el individuo no acepta la invasión de su espacio y puede llegar a defenderlo con violencia. Aquí se desvela la importancia del diseño del espacio y los ocupantes del mismo.

Por ejemplo, este dato se tiene en cuenta cuando se diseñan las vías de evacuación.

Diferentes reacciones de pánico
Diferentes reacciones de pánico

La conducta colectiva en una situación de emergencia

También llamada “dinámica colectiva” o “conducta de masas”, es definida como una conducta espontánea que tiene un grupo de personas frente a un estímulo común en una situación de emergencia, caos o indefinida.

Este grupo de individuos, normalmente desorganizado, reacciona ante una circunstancia de forma no convencional a cómo lo harían en una situación normal.

Responde a una situación espontánea donde los presentes crean sus propias normas. Estas reglas no proceden de las normas básicas de la sociedad e, incluso, puede oponerse a ella. Muchas conductas habituales son rutinarias y siguen un curso normal en cualquier acción. Las personas se adaptan a las normas y lo que se espera de ellas en un amplio espectro de situaciones.  Pero, en una emergencia, las normas que se regían en la situación normal de la sociedad pueden llegar a anularse y el comportamiento deja de ser tanto predecible como ordenado.

Por ello, es vital contar con un plan de emergencia y evacuación donde se exponen normas de organización humana que se pueden seguir para evitar situaciones y comportamientos arbitrario.

El pánico

Una palabra muy ligada a los desastres naturales y otras situaciones de emergencia es “pánico”. Ante una situación, ya sea real o simulada, la persona puede caer en el miedo y el pánico. Es una respuesta instintiva que nos protege como especie y nos permite sobrevivir.

El miedo evita que realicemos actos imprudentes, evaluar las situaciones de emergencia y nos prepara bien para huir o para luchar. En general, tener miedo es normal y hasta beneficioso, aunque cuando este sentimiento se sale de control puede aparecer una “ceguera psicológica”. Esta ceguera nos incapacita para ver el peligro real y escoger una alternativa que puede no ser la mejor. Así mismo, el miedo puede venir acompañado de otras reacciones como son gritos, llantos o un intento irracional de huir.

El pánico es la consecuencia de buscar una respuesta útil a la situación que estamos viviendo de urgencia. Es un factor que pone en riesgo al individuo, ya que elimina cualquier voluntad de la persona para enfrentarse a la amenaza. Y lo peor de todo: que es contagioso.

El pánico provoca la ruptura en las relaciones sociales y la cooperación, provocando un aumento del miedo, la incertidumbre y el peligro. Ejemplo de ello es cuando se empuja, grita, pisotea, derriba a personas por hallar una salida. Y aquí sale lo peor del ser humano, que es el egoísmo por la supervivencia y la falta de consideración a sus congéneres.

Factores que producen el pánico colectivo:

  • Haya un gran número de personas.
  • No existan suficientes salidas o vías de evacuación.
  • Los individuos contacten unos con otros.
  • Que tengan un conflicto común con impulsos opuestos. Es decir, que uno esté de acuerdo con las normas y valores reconocidos y otro no esté de acuerdo.
  • Aparezca la posibilidad física de hacer un impulso que, en condiciones normales, no se hace.
pareja corriendo
Pareja huyendo del peligro

Claves para el manejo del pánico

El pánico colectivo es posible manejarlo si se saben algunas claves esenciales. No es sencillo, pero se puede lograr con paciencia y manteniendo la calma.

Manejo de un pánico individual

No se recomienda detener a alguien que es presa del pánico. Una persona con ese estado gana mucha fuerza física. Lo ideal es abrazar y resistir las agresiones, pero nunca devolver la agresión, ya que se agravaría la situación y añadir a otras personas.

No se puede razonar con una persona en pánico, ya que no actúa con raciocinio. Se recomienda dar órdenes claras y breves y alejarla de la visión de otros para evitar el efecto contagio. Nunca lo dejes solo a un individuo en este estado, aunque parezca calmado. Es mejor que esté acompañado de un familiar o amigo cercano. A medida que se vaya calmando, podría ir realizando tareas pequeñas para ayudar a otros. Esto último hará un efecto serenante y la sensación de ser útil.

Manejo del pánico colectivo

Una voz calmada, con una orden breve y clara como “Por aquí” basta para que aquellos que no hayan podido reaccionar ante un bloqueo mental, reciban la orden y decidan seguirnos. Después de todo, siguen a una persona que sabe lo que hay que hacer y eso les calma y racionaliza. Ya sea uno o varios que digan la frase porque conozcan las técnicas de gestión de emergencia, la frase valdrá porque es un indicativo de algo bueno.

Puede que aparezca revuelo o dudas, pero ya incita a realizar una acción racional. La idea es que las personas se sientan seguras, con la posibilidad de salida, y esto les alejará del pánico.

No te puedes perder: ¿Qué harías si hoy fallara todo? El test del minuto cero

Qué hacer cuando cunde el pánico

En caso de que ya haya estallado el pánico y el temor descontrolado se ha hecho dueño del grupo de personas, es peligroso situarse ante ellos, intentar detenerlos y que dejen de correr. Posiblemente nos terminen empujando y pasando por encima de nosotros.

La mejor táctica es unirse a ellos, gesticular más, hablar más alto. No es una locura, ya que nos situaremos en el centro del grupo (si está detenido) e intentaremos que sigan la dirección correcta.  De esta forma, les incitaremos a que nos sigan los de atrás.

Si están en movimiento, nos situamos a la cabeza del grupo. En caso de que estén en la dirección correcta, apresuraremos el paso. Si van en sentido contrario, los conducimos en la dirección más conveniente para que luego cambien el sentido de la marcha.

Una vez fuera de peligro, intentaremos calmarnos y, al mismo tiempo, calmar al grupo. La mayoría se tranquilizará y comenzará a preocuparse por la situación. Aquí ya terminará el pánico.

Recomendaciones para Mantener la Calma

En momentos de crisis, el pánico se propaga rápidamente. Una multitud alterada puede actuar de forma impulsiva, desorganizada o incluso peligrosa. Por ello, se hace vital mantener la calma para evitar que los individuos se hagan daño a sí mismo y a los que están a su alrededor. Para conseguir la calma, te damos las siguientes recomendaciones:

Reconoce las señales de pánico colectivo

El primer paso para actuar con control es detectar cuándo la situación se vuelve caótica. Algunas señales son gente corriendo sin una dirección clara, gritos, empujones, histeria, información contradictoria, aglomeraciones en las salidas o reacciones exageradas ante fallos y ruidos.

Cuanto antes identifiques que estás en una situación de pánico colectivo, mejores decisiones podrás tomar.

Chica en situación de pánico entre la gente
Chica en situación de pánico entre la gente

Controla tu respiración y postura

El cuerpo reacciona automáticamente al miedo. Para evitar que el pánico te domine:

  • Respira profundamente por la nariz, de forma lenta y repetida (4 segundos de inhalación, 4 de exhalación).
  • Mantén una postura estable, con pies firmes y hombros relajados.
  • Evita gestos de alerta que puedan aumentar la ansiedad de otros (correr, gritar o mirar constantemente hacia atrás).

Evalúa tu entorno de forma racional

Mira a tu alrededor y responde con lógica: ¿Qué ha pasado realmente? ¿Es peligro inmediato o confusión? ¿Qué rutas de salida hay disponibles? ¿Están colapsadas? ¿Dónde está la mayor concentración de personas alteradas?

Busca un punto seguro y elevado si estás en exteriores, o una salida clara y ordenada si estás en un lugar cerrado.

Evita actuar por imitación

Seguir a la multitud sin pensar es peligroso. En muchas situaciones, la mayoría corre hacia zonas bloqueadas, tiendas vacías o genera más caos. Toma decisiones en función de tu entorno real, no de la reacción de los demás.

Mantén un objetivo claro

En una situación crítica, tener un objetivo concreto te ayuda a mantener la calma. Ejemplos: “Voy a salir por la puerta trasera”, “Voy a reunir a mi familia en el punto de encuentro” o “Voy a esperar 5 minutos lejos del tumulto para ver cómo evoluciona” Repetir este objetivo internamente te da foco y reduce el miedo.

Ayuda si puedes, sin ponerte en riesgo

Si estás en calma y ves a otras personas desorientadas o bloqueadas:

  • Ofrece ayuda breve y clara: “Ven por aquí”, “salimos juntos”, “No corras”
  • Acompaña a niños, mayores o personas que no puedan moverse rápido
  • Evita discutir con personas agresivas o alteradas

No intentes controlar la situación completa: con que ayudes a 1-2 personas, ya estás marcando la diferencia.

Después del momento crítico: respira, hidrátate, evalúa

Una vez fuera de peligro respira profundamente y bebe agua. Evita la saturación de noticias alarmantes no verificadas y evalúa si necesitas ayuda médica o psicológica. Informa con calma a tus contactos que estás bien. Por último, reflexiona sobre lo que ha sucedido, valorando qué funcionó y qué mejorarías.

Cómo actuar ante el pánico colectivo cuando estás con personas vulnerables

Las situaciones de pánico colectivo pueden ser extremadamente peligrosas, no solo por el riesgo directo que supone la emergencia, sino por las reacciones descontroladas de quienes la viven. Cuando te encuentras en este tipo de escenario con personas vulnerables (niños, personas mayores, dependientes o personas con discapacidad), la complejidad aumenta. En estos casos, tu papel como guía y apoyo emocional es esencial para garantizar la seguridad de todos.

Los niños, ancianos y personas dependientes necesitan más ayuda
Los niños, ancianos y personas dependientes necesitan más ayuda

Anticípate antes de que el caos estalle

Las personas vulnerables suelen necesitar más tiempo para reaccionar, moverse o comprender qué está ocurriendo. Por ello, es fundamental detectar cuanto antes las señales de pánico colectivo: aumento del volumen de voces, gente corriendo sin dirección, bloqueos en las salidas, tensión en el ambiente.

Cuanto antes identifiques que estás en una situación crítica, más opciones tendrás para evitar el epicentro del caos y alejarte con calma.

Prioriza la calma y la conexión emocional

En una situación de alta tensión, el primer impulso suele ser huir o entrar en shock. Pero las personas vulnerables necesitan ver en ti un punto de referencia seguro. Controla tu respiración, baja el tono de voz y utiliza frases claras como: “Estoy contigo, vamos a salir de esta.” o “Todo está bajo control, pero necesito que me sigas con atención.”

El contacto físico (tomar la mano, sujetar el brazo, colocar una mano en el hombro) es clave para transmitir seguridad. En niños, mantener el contacto visual y físico les ayuda a no bloquearse.

Reduce estímulos y simplifica decisiones

En el caos, muchas personas vulnerables pueden entrar en crisis sensorial o desorientación. Evita dar instrucciones complejas o múltiples opciones. En su lugar, usa órdenes simples y firmes: “Vamos por aquí”, “Párate un momento”, “Agárrate fuerte”.

Si es posible, aléjalos de zonas ruidosas, tumultos o luces intensas, aunque sea unos metros. Un rincón tranquilo, una pared cercana o un espacio cerrado puede ofrecerles un pequeño refugio emocional para recomponerse.

Adapta el ritmo y protege el desplazamiento

Si la evacuación es necesaria, no intentes seguir el ritmo de la multitud. Busca rutas alternativas, calles menos transitadas o espera a que se descongestione el flujo si no hay peligro inmediato. En el caso de personas mayores o con movilidad reducida:

  • Ofrece apoyo físico, pero sin forzar.
  • Utiliza sillas de ruedas o bastones si están disponibles.
  • Si hay escaleras, busca ayuda o planea una vía más lenta pero segura.

Con niños o personas con discapacidad intelectual, es esencial anticipar movimientos y protegerlos físicamente del entorno (de empujones, pisotones o caídas).

No te separes

Pase lo que pase, el objetivo es mantener la unidad del grupo. La separación en una situación caótica puede generar más angustia y riesgo. Si hay varias personas bajo tu cuidado, determina prioridades de forma rápida, pero sin abandonar a nadie. En caso de necesitar ayuda, busca a personas tranquilas (personal de seguridad, sanitarios o ciudadanos colaborativos) que puedan asistirte en la evacuación.

Después de la situación: contención y revisión

Una vez alejados del peligro:

  • Hidrátalos, abrígalos y permite que se expresen.
  • Valida sus emociones (“Sí, fue muy estresante, pero ya pasó”).
  • Observa signos de bloqueo, confusión o crisis emocional.
  • Evalúa si necesitan atención médica o psicológica.

La experiencia de una situación de pánico puede dejar secuelas emocionales, especialmente en personas sensibles. Hablar de lo vivido en un entorno tranquilo es parte del proceso de recuperación.

Hombre descansando tras un esfuerzo
Hombre descansando tras un esfuerzo

Conclusión

Las situaciones de pánico colectivo nos enfrentan a una de las pruebas más difíciles: mantener la claridad mental cuando el entorno grita caos. En estos momentos, tu preparación no solo se mide por lo que sabes hacer, sino por cómo lo haces: con calma, conciencia y responsabilidad.

Aprender a gestionar el miedo no es un lujo, sino una habilidad vital que puede protegerte a ti y a los tuyos. La mente humana tiende a seguir a la masa cuando siente amenaza, pero justo en ese punto es donde alguien con templanza puede marcar la diferencia.

Mantener la calma no significa ignorar el peligro, sino responder de forma controlada y estratégica. Significa evaluar, decidir y actuar con inteligencia mientras otros se bloquean o se exponen a riesgos innecesarios. Cada acción que tomes, desde tranquilizar a un niño hasta evitar una avalancha humana, puede ser la clave para que la situación no termine en tragedia.

Además, cada episodio vivido con serenidad es una oportunidad de aprendizaje. Reflexionar después del evento te permitirá fortalecer tus reacciones futuras, mejorar tus protocolos y contagiar esa actitud a tu entorno.

No subestimes tu capacidad de actuar con control. En el caos, tú puedes ser el punto de equilibrio.

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En resumen:

  • El pánico se propaga rápido, pero también lo hace la calma: controla tu respiración, postura y gestos.
  • Piensa antes de seguir a la multitud: evalúa el entorno y decide con lógica, no por impulso.
  • Un objetivo claro te protege del miedo: mantén el foco y ayuda si puedes, sin ponerte en riesgo.

Preguntas frecuentes

¿Qué es el pánico colectivo?

Es una reacción emocional descontrolada que se extiende rápidamente entre un grupo de personas ante una amenaza real o percibida. Puede provocar conductas impulsivas, como correr, gritar o empujar, incluso si el peligro no es inminente. A menudo se agrava por la falta de información clara o por el comportamiento de otros.

¿Qué puedo hacer si me veo atrapado en una multitud en pánico?

Mantén la calma y controla tu respiración.

Evita empujar o correr.

Busca una ruta segura y alejada del centro de la aglomeración.

Protégete el pecho y cabeza si hay presión.

Si caes, intenta cubrirte la cabeza y rodéate con los brazos.

¿Cómo puedo ayudar a otros sin ponerme en peligro?

Usa un tono de voz calmado y da instrucciones breves y claras.

Ayuda solo si es seguro hacerlo: personas mayores, niños, alguien desorientado.

No intentes controlar a toda la multitud, solo enfócate en tu entorno inmediato.

No discutas ni enfrentes a personas alteradas.

¿Cómo puedo prepararme mentalmente para situaciones de caos?

Practica técnicas de respiración y atención plena (mindfulness).

Ten un plan de emergencia claro para ti y tu familia.

Aprende a identificar señales de pánico colectivo.

Mantén una actitud mental de análisis y resolución, no de reacción.

¿Los niños o personas mayores reaccionan diferente?

Sí. Los niños tienden a asustarse más fácilmente y pueden bloquearse o llorar. Las personas mayores pueden tener movilidad reducida o dificultades para escuchar instrucciones. Siempre que puedas, tómalos de la mano, háblales con calma y dales indicaciones claras. Son prioritarios en una evacuación controlada.


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