
En situaciones de emergencia, las cuerdas DIY pueden convertirse en un recurso vital cuando no cuentas con equipo profesional a tu alcance. La improvisación y el ingenio son dos aliados fundamentales en la supervivencia, y aprender a fabricar tus propias cuerdas con materiales cotidianos como fibras vegetales hasta una cuerda con ropa vieja o plásticos reciclados— marca la diferencia entre salir del paso o quedarte sin opciones.
Este tipo de habilidad no solo te permite disponer de un elemento versátil para construir refugios, transportar cargas o asegurar provisiones, sino que también refuerza tu autonomía en entornos hostiles. Así mismo, son una excelente alternativa a paracord si no dispones de este y con la misma fiabilidad y resistencia.
Dominar las técnicas básicas para crear cuerdas caseras es, por tanto, un conocimiento práctico y estratégico para cualquier amante de la supervivencia y el bushcraft.
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Por qué aprender a fabricar cuerdas caseras
Fabricar cuerdas DIY no es solo una afición o un pasatiempo, sino una habilidad de supervivencia que puede marcar la diferencia en salud, autonomía e, incluso, la vida. En la vida cotidiana, damos por sentada la existencia de las cuerdas y cordones, pero en caso de emergencia (ya sea en la naturaleza o en ciudad tras un desastre natural), contar con una cuerda fuerte puede marcar la diferencia en encontrar soluciones.
A continuación, te contamos por qué aprender a fabricar cuerdas de supervivencia DIY:
- Autonomía. Saber hacer una cuerda supone que no tienes que depender de un kit comprado o que tengas paracord en la mochila. Con materiales que parecen inservibles (prendas viejas, bolsas de plástico) se puede improvisar un cordaje resistente para transportar, sujetar o pescar.
- Abundancia de materiales. Ya sea en entornos rurales o en urbanos, siempre hay material para improvisar una cuerda de emergencia. En el bosque puedes recurrir a utilizar fibras vegetales, cortezas y raíces flexibles, mientras que en la ciudad abundan los plásticos y textiles. Puedes adaptarte según la necesidad.
- Resiliencia y seguridad. La cuerda no solo sirve para atar. También puedes emplear tu cuerda DIY para realizar torniquetes, colgar comida o improvisar una hamaca. Esto te permitirá tener más resiliencia y, aunque no sustituya a una cuerda comercial o un paracord de 200 euros, te garantizará que puedas actuar.
Cómo hacer cuerdas DIY: Materiales básicos
A la hora de hacer una cuerda improvisada, lo primero que tienes que saber es distinguir entre materiales naturales, urbanos y reciclados. Cada tipo tiene sus ventajas y limitaciones y, en cualquier caso, es conveniente que tengas algo de práctica primero.
Materiales naturales
La naturaleza ofrece fibras muy resistentes.
- Ortiga. Es un clásico, ya que sus tallos, tras eliminar las hojas y fibras más blandas, se convierten en cordajes flexibles y duraderos.
- Corteza interna de tilo o sauce. Similar al anterior, donde se desprende en tiras largas y se trenza con facilidad.
- Hojas de palma o esparto. En zonas más cálidas, la palma y el esparto son una buena opción. Son materiales que, secos y trenzados, crean sogas que ya usaban nuestros antepasados. El secreto está en humedecer las fibras antes de trabajarlas para evitar que se rompan.

Materiales urbanos
En el contexto urbano, los recursos cambian. Puedes crear una cuerda utilizando una bolsa de plástico cortándola en tiras y retorciéndolas en doble torsión. También puedes hacer lo propio con una camiseta vieja rasgada a tiras y que genera cordeles muy resistentes para usos ligeros. Incluso puedes utilizar el revestimiento de cables eléctricos como cuerda improvisada.
No son tan vistosas como una fibra natural, pero son rápidas de fabricar y muy abundantes tras un desastre o apagón.

Materiales reciclados
Aquí entramos en el terreno de la creatividad y el ingenio. Puedes utilizar una botella PET cortada en espiral para generar tiras plásticas resistentes o los cordones de zapatos para atar tu equipo, improvisar trampas o asegurar cargas pequeñas. Así mismo, hay otros ejemplos como cuerdas creadas con retales de sábanas, cinturones o las bolsas de rafia deshilachadas.
En definitiva, cualquier material flexible es susceptible de convertirse en cuerdas DIY si se hace hacer bien.

Técnicas básicas de trenzado
Ahora que ya sabes de dónde sacar fibras para hacer cuerdas, es hora de conocer las técnicas para trenzarlas y que ganen resistencia y fiabilidad. A continuación, te detallamos varios métodos de trenzado paso a paso.
Retorcido simple (two-ply twist)
Se trata de enrollar dos hebras en la misma dirección (p. ej. horario) y luego hacer que se crucen en sentido contrario (antihorario). El resultado es un cordel rápido de fabricar, fino, pero sorprendentemente resistente. Es la técnica más primitiva y la base de todos los cordajes más complejos.
Materiales habituales:
- Bolsas de plástico cortada en tiras (comunes en entornos urbanos)
- Corteza de sauce o tilo (son flexibles)
- Ortiga o tallos fibrosos.
- Botellas PET que dan tiras largas y resistentes si se cortan en espiral.
Pasos a seguir:
- Separa el material en dos mechas iguales.
- Sujeta el extremo inicial (con un nudo a una rama o a tu cinturón).
- Gira cada mecha en el mismo sentido (p. ej., horario) hasta que “cargue” torsión.
- Ahora crúzalas en sentido contrario (antihorario): la tensión opuesta las “muerde” y bloquea.
- Para empalmar, solapa 5–7 cm de fibra nueva y sigue girando.
- Remata con nudo simple; si es plástico, puedes fusionar puntas con calor. Ideal para tiras de bolsa, PET o cortezas frescas.
Trenza de 3
Es la clásica trenza que todos conocemos. Se toman tres hebras y se van cruzando de forma alterna (derecha al centro, izquierda al centro, repetir). Es estable, flexible y fácil de aprender, con más resistencia que el retorcido simple.
Materiales habituales:
- Ropa rasgada (sábana, trapo, camiseta) en tiras largas.
- Hojas de palma o esparto que se adaptan bien a este tipo de trenzado.
- Cordones reciclados de zapatillas o prendas.
Pasos a seguir:
- Prepara tres mechas de grosor similar y ancla el extremo (nudo a un fijo).
- Coloca en orden: izquierda, centro, derecha.
- Pasa derecha al centro, luego izquierda al centro y repite, manteniendo tensión constante con los dedos.
- Para alargar, empalma introduciendo nuevas fibras a mitad de mecha, sin soltar el ritmo.
- Al final, nudo o cinta. Resultado: cordel plano, flexible y muy estable; perfecto para textiles rasgados, palma o esparto fino.

Trenza de 4 o más (cable/box braid)
Con cuatro o más hebras, la trenza gana grosor y estabilidad. Puede ser plana (patrón sobre-dos/bajo-uno) o redonda (box braid), con lo que se consigue un cordaje más grueso y fuerte. Requiere más tiempo y material, pero multiplica la resistencia.
Materiales habituales:
Puedes utilizar cuerdas con fibras naturales como textiles y plástico (bolsa de plástico):
- Esparto. Habitual en artesanía mediterránea.
- Palma seca. Flexible al humedecerla antes de trenzar.
- Corteza de abedul o tilo. Dan fibras largas y resistentes.
- Textiles gruesos como toallas viejas o lonas rasgadas.
Pasos a seguir:
- Forma cuatro mechas (o más) del mismo grosor.
- Para una trenza plana: patrón sobre-dos/bajo-uno alternando lados (o derecha sobre centro-izq, izquierda sobre centro-der).
- Para una box braid (sección más redonda): cruza en cruz (N-S-E-O), llevando cada mecha al lado opuesto con tensión homogénea.
- Empalma como antes, solapando fibras.
- Cierra con nudo de tope. Ganas grosor y resistencia, útil para cargas y ataduras estructurales.

Método “rollo de cuerda” (cableado)
Se fabrican primero cordones finos (con retorcido simple), y luego se retuercen juntos en sentido contrario. Así se consigue una cuerda gruesa, como una maroma artesanal. Es más laborioso, pero aumenta su resistencia, la fuerza y la durabilidad.
Materiales habituales:
- Cordones previos de fibras naturales (palma, esparto, ortiga)
- Cordones textiles reciclados (camisetas, trapos, sábanas)
- Plástico (PET, bolsas, rafia)
Pasos a seguir:
- Primero fabrica cordoncillos finos con retorcido simple.
- Junta 2–3 cordonesygíralos juntos en sentido contrario al de su torsión individual (si los cordones van horario, cablea antihorario).
- Usa una manivela improvisada (un palito) o la palma para acelerar el cableado.
- Empalma cordoncillos nuevos antes de que se agote la torsión.
- Bloquea el extremo con nudo o fusión. Obtienes una “maroma” gruesa: más lenta de hacer, pero multiplica la resistencia.

Tips para cuerdas DIY
A la hora de fabricar cuerdas caseras artesanales conviene tener en cuenta ciertos tips para que funcionen correctamente:
- Antes de fabricar la cuerda, humedece la fibra para que gane elasticidad.
- Para compactar más la cuerda, aprieta a la hora de torcer o atar.
- Pre-estira el cordaje para que quede consistente la cuerda.
- Puede protegerte del roce de la cuerda con una gaza.
- No utilices NUNCA la cuerda DIY para realizar escalada, ya que nada garantiza que aguante bien tu peso por mucho tiempo.
Usos prácticos de una cuerda DIY en emergencias
Una cuerda improvisada, aunque menos resistente que una industrial, puede cumplir múltiples funciones vitales. A continuación, te damos ejemplos de diferentes tareas donde puedes aplicar una cuerda DIY en emergencias.
- Refugios: atar ramas, sujetar lonas o colgar un toldo improvisado.
- Carga y transporte: crear asas para una mochila casera o arrastrar un tronco.
- Primeros auxilios: improvisar un torniquete, férula o cabestrillo.
- Caza y pesca: fabricar trampas, lazos o redes sencillas.
- Protección de alimentos: colgar víveres en un árbol para alejarlos de animales.
- Reparaciones: sustituir cordones de zapatos, arreglar mochilas o sujetar piezas de equipo.
Consejos de durabilidad y seguridad
La calidad de una cuerda DIY depende de cómo la uses y la cuides.
- Prueba antes de confiar: cuelga pesos progresivos para ver si aguanta.
- Evita bordes cortantes: pon un trozo de tela o corteza bajo la cuerda para protegerla del roce.
- Seca siempre: una cuerda vegetal húmeda se pudre rápido y pierde resistencia.
- Refuerzo doble: si dudas, usa dos cuerdas en paralelo.
- Renueva frecuentemente: en una emergencia prolongada, las fibras naturales deben reemplazarse con frecuencia.
La seguridad depende de no sobreestimar tu cuerda. Nunca uses una cuerda improvisada para escalar o soportar tu peso corporal sin antes comprobar su resistencia real. Su mejor aplicación está en tareas de carga, refugio y reparación, más que en situaciones críticas de vida o muerte.
Conclusión
Las cuerdas DIY representan la esencia de la supervivencia: transformar lo ordinario en algo extraordinario. Aprender a fabricarlas te da independencia y confianza, porque sabes que siempre tendrás una herramienta básica, aunque tus suministros fallen. La clave no es acumular metros de cuerda industrial, sino entrenar el ojo para detectar fibras útiles y la destreza para trabajarlas en el momento justo.
Practica en casa con camisetas viejas, bolsas de plástico o botellas PET. Sal al campo y prueba con ortiga o esparto. Con cada intento, mejorarás la técnica y descubrirás qué materiales funcionan mejor para cada uso.
En una emergencia, una cuerda puede parecer algo menor, pero es la diferencia entre improvisar soluciones o quedarte bloqueado. Como toda habilidad prepper, se trata de entrenar antes de necesitarla.
Preguntas frecuentes sobre cuerdas DIY en supervivencia
Las cuerdas DIY no alcanzan la resistencia de un paracord militar (550 lb / ~250 kg), pero bien trenzadas pueden aguantar cargas ligeras a medias (de 10 a 50 kg, según material y técnica). Son más adecuadas para amarre, refugios y transporte ligero, no para escalada o rescate.
Entre los materiales más sencillos de encontrar en una ciudad para hacer cuerdas están las bolsas de plásticos (comunes y resistentes al agua), botellas PET (tiras duraderas y firmes), ropa vieja (ideal para trenzas de 3) o cordones de zapatos o cinturones (amarres pequeños.
Humedecer antes de trenzar para evitar que se quiebre. Secar bien después de usarla para que no se pudra. Guardarla en un lugar seco y ventilado. Evitar el roce directo con piedras o bordes cortantes, colocando un trozo de tela o madera como protección.
El retorcido simple. En minutos puedes tener un cordel básico con bolsas de plástico o corteza fresca. Es ideal cuando necesitas una cuerda al momento, aunque no sea la más duradera.
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